Estrés de las trabajadoras de ayuda a domicilio.
Si a los estresores laborales presentes en el trabajo: condiciones laborales precarias, salario bajo, predominio de trabajo a tiempo parcial, horarios indeterminados, baja consideración social, etc., se le añade que las trabajadoras de asistencia a domicilio, por el simple hecho de ser mujeres, llevan la mayor parte del peso del trabajo en sus propios hogares, da lugar a un colectivo con mucho estrés.
El estrés laboral aparece cuando los recursos del trabajador son superados por uno o varios factores laborales a los que no puede hacer frente, produciéndose una serie de consecuencias físicas y fisiológicas. Sus síntomas van desde la irritabilidad a la depresión, y por lo general están acompañados de agotamiento físico y/o mental.
Los principales factores relacionados con la organización del trabajo que tienen incidencia en el estrés de las trabajadoras a domicilio son:
- Condiciones laborales precarias.
- Relación con usuarios y familiares (siempre estresante), principalmente cuando de las dos tareas principales de la auxiliar, cuidados y limpieza, se desplazan hacia la limpieza en vez de al cuidado del usuario.
- Falta de coordinación y falta de concreción de tareas, muchas veces las trabajadoras no saben exactamente qué tienen que hacer.
- Premura con que se realizan las tareas, lo que les hace trabajar muy deprisa y de forma estresante.
¿En qué consiste la “carga del cuidador”?
Las repercusiones de esta sobrecarga de las trabajadoras, conllevan varios riesgos laborales, como problemas de salud mental y física (depresión, enfermedades psicosomáticas, ansiedad, estrés, etc.). Así, como repercusiones económicas, familiares, laborales. Además, problemas también en sus relaciones sociales con otras personas fuera del trabajo y en su tiempo libre.
Todo ésto, repercute negativamente en la calidad de vida y el bienestar psicológico de las personas enfermas y sobre sus cuidadores.
Consecuencias del estrés de la trabajadora
Hay distintas formas de manifestar estrés en las personas. Entre ellas, están las siguientes:
- Ansiedad y depresión. Son los primeros síntomas que manifiestan. Si se alargan en el tiempo, la ansiedad y la depresión pueden ser predecesoras de otros problemas de salud, como las enfermedades cardíacas.
- Problemas de atención, concentración y/o memoria a corto plazo.
- Sistema inmunitario débil. El sistema inmune se resiente, y a consecuencia de ello, tienen más a menudo resfriados, gripes y pequeñas molestias. Al igual, que al recuperarse, tardan más tiempo.
- Cambios en el apetito. La ansiedad en este sentido se puede manifestar de formas distintas en cada persona. Hay a quien, las situaciones estresantes, les afectan en el sentido de disminuirle el apetito. Pero hay otras, sin embargo, que les ocurre todo lo contrario. Les da por comer más de lo habitual. Lo cual supone el camino abierto a otro problema: la obesidad.
- Cambios en los patrones de sueño. Los patrones de sueño se suelen alterar, ya que se debe adaptar al horario del enfermo, que no siempre suele ser muy estable.
- Agotamiento emocional y físico. La sensación de no poder más con la situación, el “querer salir corriendo” y dejarlo todo, es muy común de estas personas.
Para concluir…
Es conveniente saber reconocer todos estos síntomas y tomar las medidas necesarias antes de que sea tarde. Tener claro que todo es fruto de una deficiente organización del trabajo. Durará hasta que no se modifiquen dichas condiciones. Exige una evaluación de riesgos psicosociales y que se tomen las medidas preventivas necesarias.
Pero mientras la situación ocurra, es necesario que tengas apoyo psicológico de profesionales. Existen entidades, instituciones, asociaciones, etc. en tu ciudad que te escucharán y sabrán ayudarte para que puedas llevar la situación lo mejor posible. O incluso, hablar con otras cuidadoras que están viviendo tu misma situación, hará que no te sientas tan sola.
Y recuerda: tú también eres importante.